27 mayo 2011

LA VIRTUD DEL SILENCIO

LA VIRTUD DEL SILENCIO


A Roberto Bolaño


Te rugen las patrullas, huevón,
y se descongelaron tus ahíncos.
Ya te dio el siroco y vuela la pinza
que sujetaba tu escasa cordura.

Y si un mar de estrellas te cupiera en la mirada
Oh tú, argonauta de la Gran Glosa,
devuélveme compasivo el saludo
sólo que sea agitando una mano en el aire.

Concédeme de consuelo la virtud del silencio.

Repujada mansedumbre la del tuerto
que todo lo ve sin mirar a nadie,
soñando con el Paraíso que no ha sido tapiado.
Recogiendo limosnas de besos
en los desiertos de Abisinia
y por entre las callejuelas del hambre.
Sin temblores presagiados
ni modestias prestadas.

Concédeme de consuelo la virtud del silencio.

De una cuerda tendida al viento
unas bragas blancas colgando.
Fantaseas con ser castigado
cual Gallión en la isla de Lesbos.
¡Arredre, viles encantamientos,
dejad de perturbar mi mísera calma!

Concédeme de consuelo la virtud del silencio.








Suso Gago Ares 26.5.2011